El duelo es un proceso de adaptación psicológica que debe realizarse después de una pérdida significativa. No se trata de una serie de etapas por las que va a pasar la persona de manera automática, sino de un verdadero trabajo de transformación interior. Cada individuo cuenta con un determinado número de recursos y herramientas psicológicas para elaborar el duelo. Sin embargo, en ocasiones no sabe utilizarlas adacuadamente para transitar por el camino hacia la recuperación. En estos casos, la terapia de duelo puede ser la elección más propicia para favorecer el duelo y acompañar a la persona a lo largo de su recorrido. 

La terapia de duelo es un tipo de terapia breve y focalizada en la pérdida. Utiliza conocimientos de psicología, pedagogía y tanatología para ayudar a la persona a lidiar con los pensamientos y sentimientos que surgen a raíz de tener que renunciar, volunaria o involuntariamente, a una idea, un objeto, una persona, o una relación.

Este tipo de terapia sirve para tratar una amplia gama de pérdidas; desde una ruptura amorosa, un despido de trabajo, un divorcio, una crisis económica, una amputación, una enfermedad crónica, terminal o degenerativa, hasta la muerte; ya sea la propia o la de nuestros seres queridos.

A lo largo de la terapia se van realizando diferentes tareas de duelo que facilitan la adaptación psicológica hacia la nueva realidad que se vive. Durante este proceso se validan los pensamientos y sentimientos del paciente, se potencializan los recursos individuales y se le ofrecen herramientas para que pueda solucionar los problemas cotidianos a los que se pueda enfrentar.

La terapia de duelo se puede dar de forma presencial o virtual.

Este tipo de terapia es muy recomendada para niños y adolescentes pues su duelo es más largo, debido a que se encuentran todavía en proceso de evolución biopsicosocial.